Cuando te pones la armadura de Dios, le estás diciendo al enemigo: “Tu tienes que ir a través de Jesús para llegar a mi. Puedes lanzar dardos de fuego contra mi. Puedes asaltarme la mente con tentaciones, dudas, temores y mentiras. Pero no me puedes derrotar. Yo estoy en Cristo y Cristo está en mi y no hay nada que puedas hacer para tocar o destruir mi seguridad en El. Jesús es mi todo en todo”.
No salgas sin primero vestirte con la armadura de Dios todos los días.!!
¡Dios te bendiga!
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