jueves, 12 de enero de 2017

Hoy me puse a pensar mientras sacaba unas hojas de menta del jardín que ...

antes de recoger esas hojas que vuelven mi té tan aromático y con un sabor tan agradable tuve primero que abonar la tierra para nutrirla y así poder sembrar para poder luego cosechar. Entonces, pensaba que todo en la vida sigue ese orden. No podemos pretender querer recibir frutos donde no hemos sembrado nada. Muchas veces nos quejamos porque no recibimos las bendiciones que reclamamos pero estoy yo sembrando en el campo de la FE, estoy siendo obediente a las enseñanzas que nos dejó nuestro amado Señor Jesús, estoy nutriendo mi vida espiritual a la luz de las escrituras meditando a diario en su palabra, cuántos minutos de mi día a día estoy dedicando a la oración, entonces, me puse roja como un tomate cuando me dí cuenta que a veces reclamamos bendiciones donde no hemos cultivado nada, queremos sólo recibir y no damos nada a cambio, cómo vamos a crecer si no permitimos que Dios moldee nuestros pasos a través de su palabra, y hago mías sus promesas, a veces me pongo rebelde y permito que mi naturaleza débil, humana guíe mis pasos, y es allí donde fijo que me caigo, fijo que me equivoco y luego tengo que ponerme de rodillas y pedirle perdón a Dios porque no lo he consultado a Él primero, a veces se me olvida que "orad sin cesar" también significa en todo y para todo debo orar buscando la dirección de Dios.
Les mando un fraternal abrazo de oso. Jenny

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