jueves, 23 de octubre de 2014

No llores más por las heridas del pasado. Perdónalo y déjalo ir. Porque recordarlo es como ponerle limón a una herida y eso provoca que duela más y no cicatrice.

La Biblia dice que si le entregamos nuestras penas y problemas al Señor él nos hará descansar y nos dará dulces salidas a amargas dificultades. Confía en él. Yo lo hice y aprendí a vivir confíada y ese pasado amargo ya no me duele. A veces lo recuerdo pero para que sirva de enseñanza a otras mujeres que así como yo a veces permitimos más de lo que debemos.
Dios les bendiga.!!
Jenny



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