Si algo no resultó como esperabas no sufras por ello quizá no era el momento. Probablemente sea necesario que aprendas a esperar y confiar en Dios que todo llega en el momento perfecto. Ni un minuto antes ni un minuto después.
A mi me costó un poco aprender esto porque vivía una loca carrera y todo lo quería para ayer y eso generaba en mi un constante estrés hasta que un día solté las riendas y le entregué el control al Señor. Eso cambió mi vida porque ahora tengo paz y aprendí a ser feliz en el día a día disfrutando y valorando las pequeñas cosas. Esas que a veces pasamos por alto como cuando contemplamos una hermosa puesta de sol.
Esta noche antes de cerrar tus ojitos entrégale al Señor todo lo que te preocupa y tú descansa que todo lo que necesitas va llegar a ti a su debido momento.
Dios te bendiga.
Buenas noches.!
Jenny
martes, 18 de noviembre de 2014
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