por ello la próxima vez que estés triste por un problema piénsalo mejor y verás que la solución está más cerca de lo que esperas y si no ves la solución cierra tus ojos y déjaselo a Dios, verás como todo se resuelve y eso que parecía una tristeza o gran dificultad se convierte en una gran alegría. Confía en Dios que siempre nos da dulces salidas a amargas dificultades.
Un abrazo.
Jenny
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