Esta mañana pensaba en cuántas cosas dejé de hacer por miedo. Cuando me separé quedé tan traumada que no quería salir a ninguna parte porque sentía miedo, hasta el simple hecho de subirme a un bus para viajar hacía que mis manos sudaran y mi corazón latiera más rápido porque sentía terror de encontrarme con mi agresor él que había convertido mi vida en un infierno (mi ex marido) hasta que un día después de varios años me decidí enfrentarlos uno por uno mis miedos y ese verano en Santiago decidí llevar a mis niños de veraneo al Quisco en el litoral central y mientras íbamos en el bus parecía que mi corazón se arrancaba pero comencé a pedirle a Dios que me diera serenidad a mi manera por supuesto porque no conocía a Jesús vivo, en mi alicaída fe católica así lo hacía vez que salía de casa y poco a poco volvía a mi la calma. Estaba en esa lucha cuando mi querida amiga Lalita me presentó a Jesús y allí comprendí que podía hablar con él y entregarle mis temores porque él tomaba mi pesada carga y la hacía suya dejándome libre y dándome un nuevo comienzo. Desde ese día comencé a declarar victoria sobre mis miedos porque ya no estaba sola Dios estaba conmigo. Y tú que esperas, habla con Dios que el nos hace fuertes en nuestras debilidades. Bendiciones.!!